En el llamado despertar liberal la hoja impresa es vehículo para el viaje que se inicia firmemente en la proclamación de 1995. En Guayaquil y Quito, aparecen súbitamente para truncar en corto tiempo su camino, periódicos como el Shyri, Argos, Pelayo, “La Sanción” que fuera contemporánea de la Revista de la Sociedad Fígaro, o el bisemanario que quiso reducir a prosa vibrátil los gritos de Núñez y Arce, pero sin duda se distinguió por el nombre indígena que tenía, el cual era defendido por el Padre Velasco.
Estos periódicos venían de formación montalvista, por eso mencionaremos a Aparicio Ortega quien era bracero con la política, pero en algunas ocasiones ironista y lógico, queriendo demostrar las injusticias del tiempo, mientras el hombre de fusil puede manejar la pluma o este ponerse en trance de infantería, a su lado la doctrina democrática que se afianza, y en frente Don Eloy Alfaro quien defendía el combate en El tiempo.
Atacaron los periódicos que se oponían a su credo o a su gobierno, sin embargo en los antagónicos buscó el reconocimiento de la magnanimidad y la difusión en sus obras públicas, tenían la visión de la ley y la de la redención de los humildes y de los vencidos, como un atenuante de apreciarse en las horas que estuvo como dictador.
En Quito no alcanza el diarismo fortalecimiento ejemplar, hasta la fundación del “El Comercio” en el año de 1906 interrumpido por brevísimo tiempo, casi a raíz de su aparecimiento por las incidencias políticas, pero continuaría después, al transformar la colina de los 30 años, casi todos los escritores de la patria acudieron al diario quiteño que hoy está en marcha de una verdadera superación.
En Guayaquil aparece años después "El Guante", el nombre simbólico dieron los redactores que se acogieron a la denominación de los 5 dedos de la mano, suscribiendo sus ideas políticas, otro convertido en diario es el "Palenque mayor" de Ernesto Mora quien popularizara a Manuel J Calle en el auge de su vitalidad periodística .
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